Entrevista a Camilla Coletti

¿A qué se dedica tu equipo de investigación?

Trabajamos en el campo de los materiales bidimensionales (2D), un ámbito de investigación reciente e increíblemente emocionante. Tras el descubrimiento del grafeno en 2004, este material ha suscitado un enorme interés: transparente y con un espesor de un solo átomo, resulta extremadamente resistente y flexible, con notables propiedades electrónicas. Después del grafeno, se han descubierto muchos otros materiales 2D con propiedades inéditas.

El campo de los materiales 2D es, en todos los aspectos, un nuevo campo de estudio, y estos materiales son un parque de juegos para físicos y químicos. En mi grupo, nos dedicamos a sintetizar materiales 2D con técnicas bottom-up, utilizando reactores de alta temperatura y “recetas” altamente sofisticadas que tienen como ingredientes gases, entre ellos el metano. Regulando cuidadosamente la temperatura y la presión, obtenemos materiales con un grosor de un solo átomo, de alta calidad. Estudiamos las propiedades de estos materiales tanto considerados individualmente, es decir, en una sola capa, como cuando se apilan como una baraja de cartas.

Algunos de estos nuevos materiales 2D son totalmente inexplorados: ¡pensar que eres la primera persona en descubrir una propiedad específica o un efecto particular es extremadamente emocionante! Una vez que conocemos el material, un poco como se conoce a un amigo, pensamos en sus posibles aplicaciones.

Actualmente nos estamos concentrando principalmente en las aplicaciones optoelectrónicas y fotónicas de estos materiales, además de las biomédicas. En resumen, nos ocupamos de todo el proceso que va desde la síntesis de los materiales 2D hasta la aplicación final. Por esta razón, el grupo es muy heterogéneo: actualmente somos alrededor de 17 personas con antecedentes que van desde la física hasta la química, desde la ingeniería electrónica hasta la biomédica.

¿Cuándo te diste cuenta de que ibas en la dirección correcta?

En 2007, después de haber completado mi Doctorado, comencé un postdoctorado en el Instituto Max-Planck de Stuttgart, concentrando mis estudios en el grafeno. Tres años después, el 5 de octubre de 2010, el premio Nobel de Física fue otorgado a dos físicos rusos que habían aislado y estudiado el grafeno solo 6 años antes. Pocos meses después fui contratada por el IIT con la difícil tarea de iniciar desde cero la investigación sobre este material.

Era una elección arriesgada para un postdoctorado: sin ningún “senior” que dirigiera mi investigación, podría haber tenido éxito o fracasar estrepitosamente.