Directora de The Social Post y Profesora en la Universidad de Turín
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Cara a cara con las Tecnovisionarias®: Tiziana CatarciMi viaje con las palabras comienza desde muy lejos, desde niña, desde cuando prefería escuchar y seleccionar con cuidado cuáles usar. Este “estar dentro” y al mismo tiempo esta atención hacia los demás y el deseo de comprender las emociones, me ha llevado hoy a definirme no tanto con el verbo ser, que caracterizaría de manera demasiado marcada el hoy, pero que poco tendría que decir sobre el mañana. Me ha llevado a contar de mí con otro verbo, el verbo “amar”. Aquí estoy, entonces: una de las cosas que más amo es el intercambio con los demás y el enriquecimiento que se deriva cuando se abandonan expectativas y juicios.
Amo estudiar y viajar, amo escribir y usar de diferentes maneras esas palabras, que siempre han sido las estrellas polares de mi viaje. Amo observar, amo diversificar y amo sentir que aún tengo mucho por aprender. Hoy esto es lo más verdadero que puedo decir de mí. Para los amantes de las descripciones tradicionales, también les digo que soy periodista, que dirijo The Social Post, uno de los periódicos más seguidos en Italia, que enseño en la Universidad de Turín “Comunicar en público”, que tengo estudios importantes en psicología y coaching. Que en la vida he realizado trabajos diversos, comenzando en la comunicación visual, con grabaciones y montajes de video, en los sets de producciones cinematográficas y televisivas.
Pasando luego a los recursos humanos, a la publicidad, a las consultorías empresariales y personales para profesionales que querían alcanzar objetivos y metas importantes. Que se me confiaron proyectos y perspectivas nuevas de empresas nacionales e internacionales. Y que a veces fue agotador, a veces divertido, otras muy difícil. Pero que fue bonito.
Hoy quiero poner a disposición todo lo que he aprendido y las páginas que dirijo para una de las cosas en las que más creo: la igualdad de oportunidades y la libertad de género. Porque, en mi opinión, la verdadera igualdad no pasa por las cuotas de género, sino por las reales posibilidades de acceso a la formación y al trabajo, sin estereotipos y sin prejuicios.