Letizia D'Abbondanza

Nacida en Roma, hace ya 50 años. Soltera, sin hijos, con varias mudanzas a cuestas. Una vida dedicada a estudiar, divertirme, curiosear y viajar. Y rodearme de personas que – a lo largo del camino – para mí han sido y son importantes.

Hice contabilidad, uno de mis arrepentimientos, porque con el senno di poi habría querido estudiar latín. Luego La Sapienza, en Roma, economía y comercio. Una de las experiencias más hermosas de mi vida. Difícil y confusa, pero una gran escuela de vida y de resiliencia.

Me gradué y luego tuve una breve experiencia con un contador. Que no era para mí, por lo que después de 9 meses decidí hacer un máster en Bolonia. Salí del máster enriquecida con buenas personas y amistades y un excelente bagaje de posibilidades.

Al final elegí Ernst & Young, una de las experiencias más bonitas de mi vida profesional. Estuve allí dos años divertidos y desafiantes. Llenos de dudas por ser mi primer trabajo, pero también en los que aprendí el valor de un método que profundicé al pasar a Bain & Co durante otros 3 años. Buena escuela, dura, competitiva, pero también con muchos profesionales muy buenos que aún forman parte de mi red de contactos.

Luego la vida como consultora ya no fue suficiente y por eso di el salto a la empresa. En Capitalia: un banco recién creado con grandes esperanzas. Allí fue la experiencia más emocionante, por las personas y el equipo, la capacidad de ser un equipo dentro y fuera del trabajo, los desafíos enfrentados, la capacidad de cuestionarse a uno mismo, subir el listón, ser compactos. Allí me convertí en jefa por primera vez.

Y luego la fusión con Unicredit, otra aventura maravillosa, con personas estupendas. Gran salto en la carrera a lo largo de los años: responsable de innovación de productos para Small Business, luego responsable de Small Business, luego responsable de innovación para el Grupo, luego jefe de todos los modelos de servicio y de marketing y ADV, y luego jefe de marketing de una newco (Cordusio), una verdadera start up dentro del banco. Una progresión maravillosa, muchos desafíos, mucho esfuerzo, pero también diversión.

Y luego la última aventura: Axa. Me llamaron a este lugar como Ejecutiva para “revolucionar la experiencia del cliente” y yo, que soy alguien que no puede decir que no a los desafíos, la acepté. Y no me he arrepentido.

Después de tanto tiempo he entendido que las cosas realmente importantes para un gerente son el equipo, la empatía, la capacidad de ser racional y manejar el estrés y – sobre todo en estos años – la capacidad de cambiar, de innovar, de transformar. Nosotros mismos y nuestros negocios. Porque el mundo cambia rápidamente y debemos abrazar el cambio con energía y positividad.